Por Gabriel Boragina ©
A los fines de entender cómo opera la fluctuación del precio de la divisa, importa señalar que el equilibrio comercial, en realidad, no es un dato relevante:
‘’Por ejemplo, no se intenta equilibrio comercial en los intercambios con el barbero, ni con el sastre, ni con el verdulero’’[1]
Aunque hay personas que pudieran preferir no comprarle a determinado vendedor por tener un carácter antipático o un aspecto desagradable, si bien se piensa sería una decisión estúpida si es este el que tiene los mejores artículos y al precio más bajo posible. Pero ni tampoco en el caso contrario no pedimos el balance del vendedor en cada compra que hacemos en el quiosco, el supermercado, o el shopping.
‘’Las importaciones vienen "del mercado mundial" (i.e., alguien las pone a la venta) y la preocupación, manifestada en ocasiones, de que no habrá divisas para importar es vana, porque ningún productor extranjero enviará bienes, si el importador no tiene los recursos necesarios -es decir, las divisas- para pagar’’[2]
Nadie vende si a cambio no recibe el precio en dinero estipulado. De la misma manera se verifica en el comercio exterior donde el si el comprador no posee con que pagar la importación el exportador del exterior no le va a regalar la mercancía.
De modo tal que habrá comercio exterior siempre y cuando se cumplan las dos condiciones elementales para ello: que el vendedor tenga algo para vender y el comprador tenga con que adquirirlo. Si estas dos circunstancias básicas no se cumplen no habrá comercio exterior, lisa y llanamente.
‘’Divisas habrá siempre, pues si, por ejemplo, la demanda de divisas aumentara mucho, su precio subiría y, como ocurre con cualquier otro bien, ese aumento fomentaría las exportaciones generadoras de divisas para satisfacer el aumento de la demanda hacia un nuevo equilibrio (aunque nunca se llegue a él) ’’[3]
El aumento de la divisa (que es la ganancia del exportador) opera como aliciente para exportar más, y de esa manera ganar más divisas. Es decir, estimula la producción con miras a la exportación. Mayores exportaciones implican como es lógico mayor entrada de divisas aumentando la oferta de estas en el mercado interno que hará bajar la demanda y (con ´él) el precio de la divisa, tendiendo al precio de equilibro tal como nos enseña la ley de la oferta y la demanda.
‘’El único propósito de la exportación es la importación, en el mismo sentido que el propósito de vender nuestro trabajo o nuestros bienes (para ganar dinero) es poder comprar otros bienes 28’’[4]
Salvo el caso del avaro que acumula dinero por acumular sin intención de consumir nada (que profesores como L. v. Mises tratan como caso patológico) el resto de los humanos comercian con el objeto de consumir. Para lo cual será oportuno recordar el concepto de consumo:
consumo. El acto o proceso de obtener utilidad de una mercancía o servicio. En un sentido general sirve para indicar el proceso de adquisición de bienes y servicios, así como también la cantidad que se gasta de cada uno de ellos: puede hablarse del consumo de gasolina -como cantidad de gasolina gastada en un período dado- y del consumo de lavadoras, como proceso que incluye la selección y compra de estas máquinas y su uso a lo largo del tiempo.
En economía el consumo no implica necesariamente el agotamiento o destrucción física de la mercancía consumida: puede ocurrir esto con un helado, por ejemplo, pero no con un cuadro o un adorno, bienes que quedan intactos mientras producen satisfacción. El consumo tampoco tiene por qué ser un proceso tangible, pues corrientemente se consumen servicios de todo tipo: educacionales, artísticos, personales, etc.
Cuando la utilidad específica de un bien es la de producir otros bienes se habla entonces de bienes de capital o bienes de producción; en este caso el consumo es consumo de capital y el proceso de adquisición de esos bienes se llama inversión. [consumption]. (V. BIENES; CONSUMIDOR; DEMANDA).[5]
‘’Indistintamente de lo que produzcan los exportadores, al final del día terminan con monedas extranjeras (divisas) como su producto final. Luego venden esas divisas a los importadores locales’’[6]
¿Cuál es el precio de la divisa? El precio de las divisas se fija como el de cualquier otro bien mediante la oferta y demanda de compradores y vendedores, es decir, en este caso, entre la puja que por ellas hagan exportadores e importadores en ese mercado especial que por tal motivo se llama mercado de divisas.
Los exportadores tratarán, por supuesto, de vender al precio más alto posible, y los importadores procuraran comprar al más bajo que el mecanismo de ese mercado les permita.
‘’Puesto que, como el mercado donde los exportadores ofrecen en venta sus divisas para reponer sus costos y cubrir sus gastos es en su propio país, al fin de cuentas su mercado es doméstico. (No tendría sentido vender dólares a cambio de dólares en el extranjero) ’’[7]
Una observación importante del autor es que el mercado de divisas es local o interno, no externo. Y no es trivial hacer esta aclaración, porque a veces se piensa (sobre todo en gente no familiarizada con cuestiones de comercio exterior) que el mercado es externo. Lo es cuando se transan mercancías con divisas y viceversa, pero cuando lo que se comercia son divisas con moneda local, el mercado -ese mercado específico- es interno.
[1] Manuel F. Ayau Cordón Un juego que no suma cero La lógica del intercambio y los derechos de propiedad Biblioteca Ludwig von Mises. Universidad Francisco Marroquín. Edición. ISBN: 99922-50-03-8. Centro de Estudios Económico-Sociales. Impreso en Guatemala. Pág. 50.
[2] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 50
[3] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 50/51
[4] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 51
[5] Carlos SABINO; Diccionario de Economía y Finanzas. Contiene léxico inglés-español y traducción de los términos al inglés. Consultores: Emeterio Gómez; Fernando Salas Falcón; Ramón V. Melinkoff. CEDICE. Editorial Panapo. Caracas. Venezuela. Voz: ‘’CONSUMO’’.
[6] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 51
[7] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 51
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