Por Gabriel Boragina ©
La preocupación del gobierno por mantener estable el tipo de cambio es quizás el signo más visible y evidente de su carencia más completa de un ideario o espíritu liberal o libertario que lo anime o inspire.
En efecto, los esfuerzos del partido gobernante por evitar una disparada del tipo de cambio son los mismos esfuerzos que mostraron todos los gobiernos intervencionistas del pasado por mantener controles de cambio sobre la moneda, de la misma manera que el resto de los controles y, por definición, control es lo contrario a libertad y liberal. No habría mucho más que explicar para quien tenga algunas nociones básicas sobre liberalismo o libertarianismo para tener por probado que no hay en Argentina la proclamada libertad de la que tanto se ufana el oficialismo.
En el mercado libre, la moneda es una mercancía más igual que otra cualquiera, cuya naturaleza, precio y cantidad es decidida única y exclusivamente por el mercado, es decir por la gente. No es una cuestión política, ni un tema que le atañe, ni que debiera interesar a los políticos y menos todavía si esos políticos se ‘’llenan la boca’’ mintiendo en cuanto a que adhieren a las ideas liberales, las que sólo saben recitar pero en ningún caso aplican a la realidad diaria.
No en vano, Lenin el famoso líder de la Revolución Soviética decía que la mejor manera de destruir al capitalismo era comenzando por su moneda. El célebre y sanguinario dictador ruso sabia -quizás mejor que nadie- que para la definitiva instauración del régimen comunista era la moneda el primer blanco a atacar. Y es historia que procedió en esa dirección.
El gobierno LLA[1] continúa las líneas directrices del sovietismo en este sentido: conserva férreos controles monetarios, comenzando por el mantenimiento de la institución que durante la campaña electoral manifestó con énfasis que iba a ‘‘dinamitar’’ (sic) esto es: el Banco Central de la República Argentina. No solamente defiende a rajatabla dicha institución, sino que ésta ejerce el mismo duro control que tuvo desde su creación en 1935 sobre el signo monetario, lo que se hace extensivo por vía directa o indirecta al resto de las monedas.
Un mix compuesto por la falta de cultura, ingenuidad, credulidad, desinterés y desconocimiento económico hace el resto para la inmensa mayoría de la población.
Nociones básicas de economía nos ilustran respecto de que basta que el control se ejerza sobre el precio o sobre la cantidad (o ambas la vez) para que resulte una broma de mal gusto insistir en que el gobierno hace eso en nombre del ‘’liberalismo’’. Lo mismo hicieron los partidos gobernantes anteriores al actual pero, al menos. tuvieron la sinceridad de confesar abiertamente que abominaban del liberalismo al proceder de tal manera. Y en eso han demostrado mucha más coherencia que LLA[2].
Quienes en nombre de la libertad mantienen medidas proteccionistas, cambiarias, dirigistas e intervencionistas se burlan de la credulidad de la gente al ‘‘venderles’‘ ahora como si fuera ‘’liberal’’ lo mismo que han conocido siempre con sus verdaderos nombres: socialismo, comunismo. O en su versión latinoamericana, populismo.
Esto siembra confusión en quienes no gozan de una inteligencia tal que les permita discernir un sistema de otro. y naturalmente crea indignación en quienes tienen una idea somera o acabada de las diferencias entre los sistemas que terminan siendo totalitarios y los que profesan la libertad.
Dijo Jacques Rueff algo asi como ‘‘sed liberales o sed socialistas, pero no seáis mentirosos‘‘. Y suscribiéndolo, entonces en Argentina hay un gobierno de mentirosos, que dicen ser liberales cuando son en realidad socialistas.
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