Por
Gabriel Boragina ©
Hay que calar hondo en la esencia del
peronismo para comprender la naturaleza de este movimiento que ha sido
protagonista de buena parte de la historia reciente de la Argentina. Los análisis
parciales y segmentados de la cuestión a nada conducen que no sea a desvirtuar
la auténtica naturaleza de este fenómeno político que ha concitado la atención
de analistas de todo tipo.
Lamentablemente, se ha consolidado en
muchos casos -tanto en la jerga periodística como en la cotidiana- al tratar
temas políticos, distinguir los gobiernos de Menem y de los Kirchner con los
neologismos "menemismo" y "kirchnerismo" respectivamente,
como "disímiles" al peronismo. Este uso -y abuso- desafortunado de tal
nomenclatura ha contribuido y sigue contribuyendo a desdibujar precisamente la
intima estructura que subyace detrás del peronismo; de sus integrantes,
partidarios y -por sobre todas las cosas- de sus candidatos.
Los rótulos que criticamos, son
utilizados de manera ex profeso por
los mismos miembros del partido peronista, apenas avizoran el rumbo equivocado
de sus candidatos ya accedidos al poder, pero también muchas veces -en forma
inadvertida- por personas no-peronistas o antiperonistas que emplean los
términos en apariencia diferenciadores, y -sin demasiada conciencia de ello-
entran "a jugar el juego" perverso al que "juegan" los
peronistas, que detrás de cada fracaso de sus gobiernos buscan dejar intacta
"la doctrina del movimiento".
La realidad, no obstante, es que:
"El peronismo es un formidable
dispositivo de poder que ha podido transitar sin inconvenientes desde el
populismo liberal de Menem hasta el populismo socialdemócrata de Kirchner. Lo
que le importa realmente es el poder: clerical, izquierdista, liberal,
conservador, son simples detalles funcionales a la estrategia fundamental.
No es indiferente al destino de una
república que el oficialismo sea hegemónico. El precio que pagan las
instituciones y la credibilidad pública es muy alto. Discutir el poder
exclusivamente en el interior del oficialismo enrarece el debate, lo
miserabiliza y lo transforma en una disputa salvaje por cuotas de poder, donde
lo único que está ausente son los problemas reales de la sociedad."[1]
Creo que la cita anterior es una de las
mejores definiciones que he encontrado acerca del peronismo, si no es la mejor
de todas. Palabras que, redactadas durante los tres sucesivos y prolongados
gobiernos de los nefastos Kirchner, describen con singular sutileza los
contornos de un "movimiento político" que ha hundido al país en la
más profunda de las ciénagas desde su mismo inicio en el año 1946 y en todas
las continuas oportunidades en que la Argentina tuvo la desgracia de padecer a
sus candidatos triunfantes.
Pero la habilidad del peronismo no
consintió solo en disfrazarse con los atuendos del liberalismo o de la
socialdemocracia, también supo ser socialista:
"Hacia 1973, el discurso político
predominante se formulaba en términos de causas populares, lucha
anti-imperialista, liberación de la dependencia externa, combate contra el
capital, etcétera, promoviéndose una intervención mayor aún del Estado en la
actividad económica. Las elecciones celebradas en marzo de 1973 permitieron el
acceso a los cuadros burocráticos de elementos de izquierda, en medio de
disputas por el poder político entre las facciones revolucionaria y de derecha
del movimiento fundado por Perón, en un ambiente de violencia terrorista."[2]
Esto era lógico, dado que el peronismo
es fundamentalmente una forma de populismo y el populismo se caracteriza por no
contar con ninguna ideología específica propia, sino que va modificando su
discurso conforme van cambiando las circunstancias políticas y sociales. Dado
que "la lógica" peronista es la conquista del poder por el poder
mismo, va de suyo que Perón no trepidó en utilizar esos elementos de izquierda
para logra su tercer gobierno en el año indicado.
"En ese contexto político fue
lanzado un amplio programa de reforma estructural "dirigista",
nacionalista y con objetivos de redistribución de ingresos, además de un
llamado pacto social entre corporaciones gremiales obreras (CGT), de pequeños
empresarios (CGE) y el Estado, destinado a sustentar políticas de
estabilización coyunturales (controles de precios y ganancias). El plan se
tradujo en alrededor de cuarenta leyes y acuerdos, aunque parte considerable de
las medidas nunca llegaron a ser concretamente implementadas. Fue elevado al
Congreso un proyecto de ley agraria, nunca aprobado, que disponía la
expropiación de las tierras improductivas; fueron ampliadas las funciones de
las juntas de carnes y de granos, a efectos de acentuar la intervención estatal
en el comercio exterior, complementadas por la manipulación del tipo de cambio
y nuevos impuestos ad valorem a la exportación ("retenciones");
también la estructura arancelaria fue manipulada discrecionalmente con el
propósito de dirigir el proceso de industrialización. La ley de promoción
industrial, que facultaba al gobierno para subsidiar proyectos de interés nacional,
preveía las corrientes facilidades impositivas e incluso el diferimiento de
ciertas obligaciones fiscales (impuesto a las ventas, luego I.V.A.) por hasta
quince años, sin ajuste por inflación. Se sancionó asimismo una ley de
inversiones extranjeras, con el objeto de combatir la penetración de capitales
extranjeros, en especial en el sector industrial; se intensificaron las
vinculaciones comerciales con los países del bloque socialista; la reforma
financiera incluyó la llamada "nacionalización de los depósitos
bancarios"; se dictaron bajo estas ideas nuevas leyes del trabajo (de
asociaciones profesionales y de contrato de trabajo), de seguridad social y de
servicios de salud."[3]
Esta fue –a grandes rasgos- la política
económica adoptada por Perón al asumir el gobierno argentino en 1973. No pueden
sorprender la notables similitudes –salvando ciertos detalles específicos-
entre las medidas patrocinadas por el propio Perón con las tomadas por el
matrimonio Kirchner años mas tarde. Y esto sólo respecto de la dirección
económica, soslayando por el momento idéntica similitud con el resto de las
políticas seguidas por los mismos personajes en áreas ajenas a la económica.
¿Cómo ante esto podría decirse que los gobiernos de los Kirchner no habrían
sido peronistas sin demostrar al enunciar tal falacia el enorme disparate que
se profiere?
2 comentarios:
1- "Nos dicen kirchneristas para bajarnos el precuñio. Fuimos, somos y seremos peronistas" NK
2- Analizar al peronismo desde lis cobxeptos de un anti peronista como Benegas Linch es un oximoron
Estimado anónimo :
Tu punto 1 concuerda con el texto del articulo que comentas. Por lo que no viene al caso. O no objeta el cuerpo del articulo. O no se sabe a qué titulo lo insertás.
En cuanto a tu punto 2, es notorio tu falta de lecturas y conocimientos sobre historia y política contemporánea. Si hubieras leído el libro referido, deberías haber sabido que Benegas Lynch no esta usando palabras propias. Sino que esta citando a otro libro. Concretamente la cita pertenece al libro de Guido Di Tella, Perón-Perón. 1973-1976 (Buenos Aires: Hyspamérica, 1985) [1983], Capítulo IV, pp. 149-188.
Es decir, la cita pertenece a otro peronista exactamente como vos, pero en este caso se trata de un peronista algo mas informado y mas sincero que vos.
Por lo que tu desconocimiento en la materia es alarmante a luces vista.
Y en dicha cita, Di Tella no hace mas que un recuento acrítico de las medidas económicas tomadas por Perón. No hace ningún *análisis*. Realiza una simple recopilación de datos históricos. Lo que denota que tampoco tenés en claro la diferencia entre una *recopilación de datos* y un *análisis*. No hay allí *análisis* alguno. Con lo cual, tu punto 2, resulta mas lamentable todavía.
En cuanto a tu mismo punto 2 :
1. Se dice *conceptos* y no *cobxeptos*
2. Tu respuesta es circular, por cuanto deberlas aplicarte tu propia medicina, ya que *analizar al antiperonismo desde los conceptos de un peronista (como NK o vos) es un oxímoron*.
3. Además, si tu única fuente de referencia sobre el tema es NK... te comento que te faltan kilómetros de lectura (no sólo de libros sino de diarios) para poder decir algo sobre la materia.
4. Por último, resulta sintomático que todos los peronistas que comentan en los blogs oculten su identidad detrás de un Nick. No hay uno solo que firme con su nombre y apellido real. Sólo son *valientes* desde el anonimato. Típicamente peronista digamos.
Saludos... y gracias por tus desafortunados comentarios.
Entiendo que entres como incógnito. Eso te salva del ridículo.
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