Accion Humana

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Revista Digital

Politización y sociedad civil

Por Gabriel Boragina ©

Vamos a comenzar la exposición de este tema tratando de delimitar algunos conceptos que manejaremos en su transcurso, de los cuales tres son el eje del mismo: política, sociedad civil y politización. Los definiremos a continuación, indicando en una nota al pie de página la fuente de donde hemos extraído cada definición:

*Política

La política es la actividad humana destinada a ordenar jurídicamente la vida social humana. De ella deriva el gobierno de los hombres en la comunidad organizada y consiste en acciones ejecutadas con intención de influir, obtener, conservar, crear, extinguir o modificar el poder, la organización o el ordenamiento de la comunidad[1]

SOCIEDAD CIVIL

Es el conjunto de organizaciones que en contraposición al Estado comprende al conjunto de relaciones familiares, económicas, asociativas y culturales, que caracterizan a la vida cotidiana de las personas.[2]

POLITIZACIÓN

Es meter los políticos las manos en algo que no les corresponde; es ampliar la dominación política hacia alguna área que no debiera estar sometida a los políticos. Así cuando decimos por ejemplo que se politiza la justicia, nos referimos a que los jueces (en las más altas magistraturas, que es de donde salen las directrices para el resto) se comprometen con los políticos y con la política. Desde el momento en que los empresarios deben subvenciones y contratas a los políticos (en España, además, calificaciones y recalificaciones de terrenos), y los altos funcionarios deben sus puestos también a los políticos, está claro que unos y otros les deben fidelidad. El resultado inevitable es que por este procedimiento quedan politizadas la economía, la justicia, las universidades, las congregaciones religiosas, todo lo politizable en fin, que es realmente todo.[3]

Con estas tres definiciones queda delimitado el tema que nos proponemos examinar y la constatación de una definición con la otra, anticipa para el lector sagaz, las conclusiones a las que arribaremos.

Si contemplamos el mundo actual, indudablemente llegaremos a la conclusión que vivimos en un mundo politizado, al punto tal, que pareciera que se estuviera extinguiendo la sociedad civil, precisamente a causa del tal proceso de politización. Del cotejo de ambas definiciones (política y sociedad civil) surge que no hay antagonismo entre ellas, porque la sociedad civil se contrapone al estado, eso es correcto, pero no a la política, sin embargo, la politización de la sociedad civil, tiende indefectiblemente, a su aniquilación, es este proceso el que se observa en casi todos los órdenes, tal como concluye la definición transcripta de politización, y es este escenario el que torna la situación mundial extremadamente preocupante.

Economía y política

En tanto que en las definiciones que hemos adoptado, la economía se mantiene dentro de la órbita de la sociedad civil y -por lo tanto-, ajeno al campo de la política, esta saludable separación se rompe cuando irrumpe la politización, tanto de la política como de la sociedad civil, porque hemos de tener muy en claro que, política y politización jamás son sinónimos, y de allí que los diccionarios sean cuidadosos en diferenciarlos.

La politización tiende a destruir la sociedad civil mediante la contaminación de los elementos constitutivos de dicha sociedad civil, a saber el "conjunto de relaciones familiares, económicas, asociativas y culturales, que caracterizan a la vida cotidiana de las personas.[4]"

Estas verdaderas instituciones de la sociedad civil (familia, economía, asociación y cultura) se ven lenta y paulatinamente corrompidas por la creciente politización, y sin duda, atribuyo a este mal el estado de decadencia que afronta nuestra civilización occidental.

Se comprende muy bien en este análisis, que la politización es la antesala del totalitarismo, solapado, agazapado, o sea, la peor y mas efectiva forma en la que el totalitarismo se cuela en nuestras vidas por la puerta de atrás, y esto se logra llevando a su extremo mas absoluto, aquello de que el hombre es un "ser político" o en términos de Aristóteles un "animal político". El punto es, que los que se amparan en aquella célebre definición aristotélica, jamás explican, e incluso a veces dudo seriamente que lo sepan, que la palabra política en tiempos de Aristóteles tenia un significado absolutamente diverso al que tiene en nuestros días[5].

La politización, es una suerte de esclavitud de la sociedad civil hacia la política, en un estado politizado, la gente depende de la política para todo o casi todo, y este síndrome es tan pernicioso, que cuando se arraiga fuertemente, produce fenómenos sociológicos poco menos que nefastos, ya que los miembros de la sociedad, van perdiendo la facultad de pensar, razonar y reaccionar en sus vidas privadas de otra forma diferente a la política

Un buen indicador de este tenebroso panorama, se obtiene echando una ojeada a cualquiera de los periódicos o noticieros televisivos o radiales de nuestro tiempo, el espacio que ocupan las noticias políticas –apreciará el lector- lleva entre un 70 % y hasta un 95 % del total de las emisiones o publicaciones, la gente ha perdido su independencia y se subordina –psicológica y emocionalmente- casi con exclusividad, a lo que decida el funcionario tal o el ministro cual, en tanto que los temas de conversación cotidianos, caen mas seguido o mas tarde en tópicos políticos, se generan polémicas y disputas, las mas de la veces acaloradas, y todo el clima de una sociedad politizada se respira diariamente enrarecido.

El punto clave para comprender este tema, es que una cosa es interesarse por la política y participar en ella, y otra muy diferente es depender total y vitalmente de la política, es decir, para absolutamente todos los aspectos de nuestra existencia, esta es la fundamental diferencia entre política (primer caso) y politización (el último) una diferencia equivalente entre lo bueno (la política) y lo malo (la politización) dicho de otro modo, es la sociedad civil la que construye la política y no a la inversa, de allí la importancia de rescatar a nuestra sociedad civil de las garras asesinas de la politización.

Dependencia retroalimentada

La dependencia de la sociedad civil en un contexto politizado, comienza siendo solapada, pero rápidamente, el virus político se infiltra en todo el tejido social infectándolo, este proceso corrosivo es tan sutil, que la sociedad lo sufre casi inadvertidamente, y en los casos en que se advierte, ha generado efectos tan dañinos, que esa misma sociedad politizada (ya no puede llamársela en propiedad "civil") busca por cualquier medio reforzar esa dependencia política, que no ha creado pero a la cual se ha acostumbrado, a tal punto que los agentes sociales persiguen la manera de obtener partido de esa politización ya arraigada.

En lo económico, esto se traduce en la demanda afanosa de prebendas, privilegios, concesiones, exenciones fiscales, subsidios, préstamos del estado y un sin fin de medidas que posicionen a los agentes peticionantes en situaciones ventajosas respecto de sus prójimos. Los empresarios y otros sectores, como sindicatos, y demás corporaciones, inician una verdadera cacería de privilegios, organizando auténticos safaris hacia los despachos de los burócratas, a los que siempre les están golpeando las puertas.

Pero tal vez, en mi opinión, lo más pernicioso de todo este corrosivo proceso, es la dependencia psicológica que la politización crea en las personas de las sociedades politizadas, esto es notable cuando se trata con individuos que no pueden expresarse ni actuar en otros términos que no sean los políticos y esto, con independencia de sí se tratan de empleados de comercio, o bien, de simples particulares. De allí, que sea sumamente importante recalcar, que una cosa es interesarse por la política, que es un síntoma de salud en cualquier sociedad civil madura, y otra muy, pero muy diferente, es cuando aquella sociedad vive pendiente toda, a cada instante, de los movimientos, opiniones, hacer y decir de su clase política. Esto es un claro síntoma de politización y un seguro paso en el camino de la decadencia como sociedad.



[5] Ver nota 3.

5 comentarios:

DasGretchen dijo...

Me ha parecido un artículo muy interesante. Gracias. Pero me asalta una duda.
Cuando rechaza la idea de que el hombre es un "ser político" en términos aristotélicos ¿a qué se refiere? ¿Podría ser más explícito?
Creí entender que Vd. entiende la política como una necesidad (¿hobbesiana?), rechazando la politización, por supuesto...
A los clásicos griegos está claroque ya por mucho que nos empeñemos no podemos volver...
Muchas gracias y un saludo,
Cristina.

Gabriel S. Boragina dijo...

Hola Cristina y muchísimas gracias por tu comentario. Posiblemente yo me haya expresado mal, pero en ningún momento he "rechazado" la idea aristotélica. Sólo pretendí criticar su exageración por parte de ciertos personajes que se dedican a la política. Solamente eso. Tampoco he propuesto volver a los griegos. Y confieso abiertamente no haber leído a Hobbes.
Gracias a vos por tu comentario y muchos saludos.
Gabriel.

DasGretchen dijo...

OK. Entendí mal. Muchas gracias por la respuesta. Espero encontrar tiempo para leer más entradas de su interesante bitácora. Un saludo.

Gabriel S. Boragina dijo...

De nada. Es un placer contarte entre mis lectores. Volvé cuando quieras.
Saludos.
Gabriel.

Alexis dijo...

Excelente articulo.
Efectivamente esto, como Ud. menciona no es exclusivo de nuestro país, parece ser un "signo de nuestros tiempos", por lo menos en Occidente.

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