Accion Humana

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Revista Digital

El ‘’cepo’’ es comunista

 


Por Gabriel Boragina ©

 

El vocablo cepo, en economía, es sólo un término que, modernamente, pretende reemplazar al tradicional cupo o cuota, que era la forma en la que pretéritamente se llamaba al cepo.

Los cupos o cuotas siempre estuvieron relacionados con los racionamientos económicos, que el Profesor Sabino[1], en su ya clásico diccionario de economía, define de la siguiente manera :

racionamiento. Asignación de los bienes y servicios mediante cupones o vales por parte de una autoridad centralizada.

Dado que el diccionario del Dr. Sabino es muy básico, no se ocupa en esta definición de aclarar que para la Escuela Austríaca de Economía el dinero también es un bien o mercancía que no se diferencia en absoluto de los demás bienes del mercado, de tal suerte que, hay un mercado de dinero. La particularidad es que su control se hace no mediante vales o cupones sino a través de los llamados controles o precios políticos, los cuales a su vez se dividen en dos tipos: máximos y mínimos. Estos precios se imponen por ley o por decreto del gobierno, y de allí su nombres de precios políticos para diferenciarlos de los precios de mercado. Sigue diciendo el Dr. Sabino[2]:

El racionamiento se ha utilizado extensamente en el comunismo y en economías de guerra, donde la oferta disponible es muy limitada y surgen escaseces crónicas de determinados bienes.

Aquí tenemos que aclarar que en esos regímenes la oferta es limitada por cuanto es propio de tales regímenes generar esas escaseces. De ser el mercado completamente libre la escasez pasa a ser la excepción y la abundancia la regla, ya que el sistema libre de precios se encarga de regular adecuadamente oferta y demanda. El fenómeno se ha extendido al mercado monetario, fijando el precio de la moneda que el gobierno no quiere que aumente.

El punto sugestivo aquí es que el cepo que utiliza el gobierno autollamado ''liberal'' (??) es del tipo analizado. Es decir, es un sistema comunista/militar. !!!

Como en estos casos no existen precios de mercado, porque el mercado mismo no existe o no se le permite funcionar, las autoridades militares o planificadoras fijan precios arbitrarios y asignan una parte de la oferta a quienes se supone que necesitan más de ciertos bienes.[3]

Otro tanto sucede con el cepo argentino actual. El cupo es un modo de fijar indirectamente el precio del bien cuya demanda se quiere restringir (en el caso argentino, el dólar). El gobierno fuerza de esta forma antinatural a que el público compre una cantidad menor a la realmente deseada, lo que se logra mediante la fijación de un tipo de cambio oficial.

El racionamiento es la conclusión lógica de un sistema de precios artificialmente bajo: si se quiere evitar que los consumidores se disputen las escasa mercancías disponibles, y si no se permite que en tales condiciones los precios suban de acuerdo a la presión de la demanda, es necesario entonces imponer un sistema que asigne una cantidad limitada fija de mercancías a cada persona o unidad familiar. [4]

En materia de divisas esto lleva a lo que se conoce como atraso cambiario. El mercado nada sabe de cupos ni cepos, y seguirá fijando el precio de mercado de acuerdo a la ley de la oferta y la demanda, pero al estar prohibido o intervenido tenderá a expresarse en lo que el gobierno denominará un área clandestina, que son los mercados negros o paralelos. Nada más alejado a una política liberal o libertaria como la que proclama el gobierno argentino.

Realmente son los mismos funcionarios del régimen los que limpiarán el mercado comprando toda la oferta de divisas existente, con los que se enriquecerán serán los miembros de la nomenclatura y se empobrecerá el resto de la ciudadanía. Podrán, a su turno, vender esos dólares en el mercado negro a mayor precio que el de mercado. Los jerarcas del régimen soviético asi lo hacían en Rusia, y aun lo hacen los dictadores cubanos. Esta es la política cambiara argentina ''liberal''.

De este modo se igualan, mediante un recurso administrativo, la oferta y la demanda, por más bajo que sea el precio que se les asigne a los bienes. [5]

Se trata de una ‘’igualdad’’ artificial que la impone la fuerza bruta del gobierno. Y que en ningún caso refleja la realidad de los deseos de compradores y vendedores. El gobierno retiene la mercancía apetecida (en el caso los dólares) para sus propias operaciones, es decir, las de sus funcionarios y demás jerarcas del régimen.

Al reducir por decreto la cantidad de mercancía en oferta, se comprime también la cantidad de compradores efectivos, porque la mayoría quedará afuera de un mercado tan estrecho.

El sistema de racionamiento siempre lleva implícito un elemento de arbitrariedad fundamental: son determinados funcionarios los que tienen que elaborar las listas, distribuir los cupones y repartir las mercancías, con lo cual se presentan oportunidades para que el poder central actúe en favor de unos ciudadanos y en contra de otros, y para que los burócratas encargados del sistema cometan actos de corrupción.[6]

Esos ‘’ciudadanos’’ favorecidos son los mismos burócratas, en nuestro caso, los del partido gobernante ‘’libertario’’ y sus aliados, conocidos y desconocidos.

Por el lado de los oferentes de divisas, no tienen ningún incentivo para vender, porque no pueden incrementar la oferta ante una mayor demanda (salvo que se pasen a operar en el mercado negro, que en el caso argentino cambió su nombre por blue) y porque el precio, en realidad, lo está fijando el único demandante efectivo: el gobierno. Es decir, su ganancia también esta tasada, porque el demandante siempre ofrecerá el menor precio posible, que paradójicamente siempre será mayor al que pudieran ofrecer el resto de los ciudadanos.

Si, en cambio, como vendedor, tendría tendencia a acaparar la mercancía a la espera de la liberación del cepo, contribuyendo a la escasez de divisas, con lo que su precio se elevará, pero su ''techo'' siempre será la cantidad fijada por el cepo.

La diferencia entre el gobierno y los gobernados en este punto es clara: el gobierno puede comprar la cantidad deseada, para lo cual sólo le basta imprimir los billetes necesarios, acreditar el importe requerido en una cuenta bancaria oficial y transferirlo a los vendedores de divisas, o ambas opciones a la vez o sucesivamente. En cambio, los gobernados no pueden hacer tal cosa, so pena de condena y prisión.

El cepo asegura al demandante de mayor capacidad de cambio monopolizar el mercado, con lo cual destruye la ley de oferta y demanda.

Si un mercado está controlado significa que siempre hay un ganador: el que lo controla, o sea, el gobierno mismo.

En materia de moneda y divisas el gobierno siempre gana. Y por lo visto, el que usurpa en su nombre la etiqueta de ''liberal/libertario'' hace lo mismo.


[1] Carlos SABINO; Diccionario de Economía y Finanzas. Contiene léxico inglés-español y traducción de los términos al inglés. Consultores: Emeterio Gómez; Fernando Salas Falcón; Ramón V. Melinkoff. CEDICE. Editorial Panapo. Caracas. Venezuela. Voz respectiva.

[2] Sabino…ibidem.

[3] Sabino…ibidem.

[4] Sabino…ibidem.

[5] Sabino…ibidem

[6] Sabino…ibidem

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