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Ayn Rand: capitalismo y colectivismo

 Por Gabriel Boragina ©

 ‘’La economía política comenzó a destacarse en el siglo XIX, en la época de la desintegración post-kantiana de la filosofía, pero nadie se detuvo a revisar sus premisas ni a cuestionar sus fundamentos. De manera implícita, acrítica y por omisión, la economía política aceptó como axiomas propios los principios básicos del colectivismo’’[1]

Es posible que en el siglo XIX hubiera ocurrido eso, aunque no queda claro en qué sentido se utiliza el término ‘’economía política’’. Podría parecer a primera vista como una generalización exagerada. Sobre todo si tenemos en cuenta la fundación de la Escuela austriaca de economía por Carl Menger en 1871 que diera inicio a lo que se conocería como el individualismo metodológico, algo que se contrapone de manera abierta y directa con el colectivismo.

Es que parece pasarse por alto o desconocerse que la obra principal de Carl Menger lleva por título precisamente Principios de economía política. Es cierto que esta escuela comenzó siendo minúscula y no fue la que prevaleció en el campo de la ciencia económica incluso a la fecha en se escribe esto. Quizás la autora en examen este sobreentendiendo esto último al hacer su comentario, pero no nos es posible asegurarlo.

‘’Los economistas políticos —incluyendo los partidarios del capitalismo— definieron su ciencia como el estudio de la administración, dirección, organización o manipulación de "los recursos" de una "comunidad" o país. No definieron la naturaleza de los "recursos", puesto que se daba por sentado que eran de propiedad comunal y se suponía que el objetivo de la economía política era estudiar las formas en que dichos "recursos" se podían emplear en favor del "bien común"’’[2]

                A la luz de lo que apuntamos antes, esto rotundamente no es cierto si –dentro de los que Rand denomina ‘’partidarios del capitalismo’’- también está incluyendo a los autores de la Escuela austriaca de economía.

La definición que la autora transcribe o sintetiza se corresponde con la de los economistas neoclásicos que comenzaron a predominar en el siglo XIX hasta ser (en alguna medida importante) desplazados por el marxismo primero y el keynesianismo más tarde, siendo esta ultima la escuela de pensamiento que más influye en el campo de la política. El enfoque austriano -vale la pena recordar- se basa en el axioma básico de la acción y no en los recursos.

Dicho esto, es cierto que algunos (como es el caso del mas influyente, J. M. Keynes) no renegaron explícitamente (como si lo hizo Marx) del capitalismo aunque si implícitamente. Este último autor (Keynes) -como la gran mayoría de sus segadores- decían querer ‘’conservar’’ el capitalismo pero, al mismo tiempo, profesaban que era necesario introducirle ‘’mejoras’’ para posibilitar lo que -con posterioridad y más actualmente- se caracteriza como un capitalismo ‘’más humano’’. Lo que en la práctica consiguieron fue un adefesio económico por sistema, que L. v. Mises bautizó con el correcto nombre de intervencionismo.

‘’Una comparación de la asignación de recursos en los sectores públicos y privados, en el capitalismo y el colectivismo socialista, resulta reveladora. [Lo es.] En una economía colectiva todos los recursos operan dentro del ámbito del sector público, encontrándose disponibles para la educación, defensa, salud, bienestar y otras necesidades públicas, sin que exista transferencia alguna a través de los impuestos. El consumo privado se limita a las demandas "permitidas" [¿por quién?] a cuenta del "producto social", de la misma forma que los servicios públicos en una economía capitalista están limitados a las demandas permitidas a cuenta del sector privado’’[3]

                No habría mayores objeciones que hacer a este párrafo, excepto que, en la actualidad, se han diluido en un grado importante las diferencias a nivel político - económico (no teórico) entre el capitalismo y el colectivismo.

El agregado de socialista que sigue a la palabra colectivismo puede estar dando la pauta que la autora estaría pensando en quizás otros tipos de colectivismo (nacionalista o fascista) o simplemente podría querer significar en término que refuerce la idea que todo colectivismo es, en última instancia, socialista, cuestión que en rigor no reviste mayor importancia.

Desde lo económico, tendríamos que observar que en ‘’una economía colectiva’’ los recursos fueron en algún momento originariamente expropiados al sector privado que es el único generador de recursos, ya que los gobiernos no pueden crear recurso alguno, lo que puede equipararse a un gigantesco impuesto aplicado de una vez y para siempre a todos.

Ahora bien, en la medida que -a pesar de todo y como decimos- sólo el sector privado puede originar recursos, las posteriores confiscaciones que hagan los gobiernos socialistas continuarán equiparándose a impuestos no declarados, ni legislados, ni denominados como tales, pero en economía lo que interesan son los conceptos y no las designaciones técnicas.

En última instancia, hay que coincidir con L. v. Mises en que toda economía es siempre privada. No hay tal cosa como ‘’economía socialista’’.

La diferencia radica en que mientras los recursos que solamente el sector privado de la economía puede formar, el gobierno pretende la administración que implica necesariamente la disposición de esos bienes y servicios. Y al suprimir la propiedad privada, el consumo de los mismos tenderá a crecer por encima de su producción a un punto en que si no se vuelve a la propiedad privada la sociedad perecería por inanición.

‘’En una economía colectiva, las necesidades públicas gozan del mismo tipo de prioridad inherente que goza el consumo privado en una economía capitalista. En la Unión Soviética existe abundancia de profesores, sin embargo, los automóviles son escasos, en tanto que en los Estados Unidos predomina la situación opuesta’’[4]

En rigor de verdad ya aclaramos que no existe una ‘’economía colectiva’’ propiamente dicha y -por otro lado- que de existir no resulta posible económicamente satisfacer ninguna ‘’necesidad pública’’.

Adicionalmente, cuestionamos el uso de la expresión ‘’necesidades públicas’’. Las necesidades nunca son públicas sino que son siempre individuales, es decir, privadas. La realidad es que en la ‘’economía colectivista’’ -como la llama Rand- las únicas necesidades que realmente son prioritarias y se satisfacen son las de los burócratas gobernantes y sus séquitos de aduladores. El resto de las necesidades que no incluyan a esos pequeños grupos quedan por completo insatisfechas y no gozan de prioridad alguna.


[1] Ayn Rand. ¿Qué es el capitalismo? Estudios públicos. Introducción. pág. 3.

[2] Ayn Rand, ibídem, Pág. 3.

[3] Ayn rand, ibídem. Pág. 27

[4] Ayn Rand, Ibídem. Pág. 27

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