Accion Humana

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Revista Digital

Poniendo ‘’el carruaje delante del caballo’’

 


Por Gabriel Boragina ©

 

En recientes declaraciones el ministro de economía argentino Luis Caputo pidió a los empresarios que inviertan en el país prometiéndoles que si lo hacen, recién allí se podría comenzar a bajar los impuestos. Resulta alarmante que el ministro de economía de un supuesto gobierno ‘’liberal’’ hiciera declaraciones del tipo efectuadas.

Como han señalado agudos economistas de la talla de Roberto Cachanosky. el señor ministro tiene la ecuación económica invertida. Es que forma parte de la economía básica austriaca (que dice seguir el oficialismo) el principio que solamente se podrán reactivar las inversiones una vez que la carga fiscal disminuya, máxime en países como la Argentina donde esa gabela estatal es altísima y agobiante.

Devienen verdaderamente pavorosas las declaraciones del máximo responsable de la cartera económica, y más sorprendente aun, que nadie del poder ejecutivo saliera a corregir sus términos.

Es que la incapacidad demostrada por el elenco gobernante desde el más alto nivel hasta el más bajo, no sólo no disminuye sino se aprecia que crece.

Ya se ha señalado que la promesa reiterada en la campaña política de la baja de impuestos no sólo no se ha cumplido sino que los mismos han aumentado.

Ello conlleva una consiguiente elevación de los costos de toda índole lo cual, a su turno, realza los precios, por reducir la oferta de bienes.

Está claro para cualquiera que entienda lo primordial de la economía que, estas políticas (que han sido las de siempre en Argentina) nada tienen que ver con los principios básicos del liberalismo, y ni siquiera del libertarianismo al que presume constantemente adherir el gobierno.

Es difícil concebir cómo, con el rumbo seguido, se podrán alcanzar (alguna vez) los objetivos opuestos que fueron presentados en campaña. Lo que, a su vez, lleva a pensar que, exceptuando una improvisación total, nunca se creyó en la etapa prelectoral que dichos logros serian realizables. O si, por el contrario, se los creyó posibles, denotaría una ingenuidad mayúscula por parte del actual gobierno.

Finalmente, el poder ejecutivo tuvo que ceder posiciones que declamaban como inflexibles para mostrar a la ciudadanía algún tipo de iniciativa, y mediante concesiones claudicantes de todo tipo a la denostada casta política, lograr al menos la aprobación de una ley, que ha sufrido tantas mutilaciones en el Congreso que apenas tiene algún parecido con lo que fue el proyecto original rechazado hace seis meses.

Otro dato que revela incompetencia (y alguna cuota de engaño premeditado quizás) en el gobierno y desde el mismo, es el anuncio permanente de reducciones presupuestarias en la administración pública. Lo que más bien, parece una estrategia para simular una austeridad política que tampoco se observa como real.

Suponiendo que esas ‘’podas’’ previsionadas se estuvieran ejecutando, hay dos cuestiones que no están del todo claras.

En primer lugar, no es explicable cómo es que se efectúan ajustes en partidas aprobadas legislativamente ya asignadas en el presupuesto sin la correspondiente modificación de la ley respectiva que autorice esos límites a gastos que ya se han presupuestado. Es que, precisamente, para que dichos gastos se pudieran sufragar se sancionaron los pertinentes impuestos. Punto este que revela el poco respeto por la ley que el gobierno ha evidenciado en otras actitudes anteriores.

Si es que el gobierno está haciendo recortes ¿dónde está el dinero cobrado por impuestos destinado a enjugar gastos que no se están (en el discurso) llevándose a cabo?. Aquí hay un tema de contabilidad básica, porque toda entrada de dinero debe tener su correspondiente contrapartida (o salida) pero si se dice que no se le da (o dará) salida, porque el gasto no se ha hecho o no se hará ¿qué se hizo o qué se hará con el dinero que ya se cobró al contribuyente?.

Salvando las dificultades legales al punto, ese dinero debería volver al contribuyente, pero la realidad es que no hay devolución de esos impuestos. De haberla, implicaría un aumento de ingresos en el sector privado, cuestión, que ya dijimos, no se visualiza este sucediendo.

Lo dicho desde lo jurídico. Y desde lo económico , también es evidente que, todo recorte que se hace al gasto público debería verse reflejado en una mejora de ingresos en el sector privado, traducido en mayores inversiones y sustanciales ascensos salariales. Sin embargo, nada de esto es lo que se observa en el mercado. Por el contrario, no existen nuevas ni mayores inversiones, ni tampoco los salarios exhiben un alza generalizada.

Surge la duda. Entonces. respecto de la realidad de tales quitas. Todo parece indicar que no las hay o, si existen, se tratan de transferencias de un sector del estado/gobierno hacia otros sectores del mismo estado. Con lo cual volvemos al punto de partida: nada de ello tiene que ver con el liberalismo/libertarianismo perorado por ese gobierno.

Menos todavía si, como está circulando en diversos medios, esas reducciones de recursos en el ejecutivo se están destinado a comprar voluntades de legisladores para obtener la aprobación de leyes en las que el ejecutivo se encuentra interesado.

En el ínterin, la población sigue esperando las soluciones mágicas y ''maravillosas'' prometidas por el hoy partido gobernante, las que no se ven por parte alguna de la realidad cotidiana de los argentinos. Ni en lo inmediato, pero tampoco en lo mediato.

Siguiendo el típico cambio de discurso de todo político, cuando ha llegado a la cúspide del poder, lo que en medio de la campaña se prometía como fácil y simple de conseguir, una vez en el gobierno se presenta como algo arduo que requerirá el sacrificio del conjunto de la población. Ni más ni menos que lo mismo que discursean todos los políticos de la tan vilipendiada ‘’casta’’ una vez que acceden al poder.

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