Por Gabriel Boragina©
En declaraciones recientes, el presidente Macri ha expresado
que "los impuestos nos están matando".
Sin duda que la afirmación es acertada. Lo que es llamativo
que sea un presidente desarrollista
el que la formule. Repasemos la definición de desarrollismo según el diccionario de economía:
"desarrollismo. Término poco preciso
que estuvo en boga en los años sesenta y que se refería a la ideología que
postula como meta de la sociedad y de la acción estatal la obtención de un
acelerado crecimiento económico. El desarrollismo latinoamericano hacía énfasis
en la transformación de las economías atrasadas de la región, concentrando los
esfuerzos en la creación de una base industrial y la superación de la condición
de países exportadores de materias primas. En la mayoría de los casos este
desarrollismo asumió como modelo de crecimiento la llamada sustitución de
importaciones, la que se intentó lograr mediante un elevado nivel de
proteccionismo. (V. DESARROLLO; PROTECCIONISMO; SUSTITUCIÓN DE
IMPORTACIONES)."[1]
Si ninguna vacilación –al menos para mí- se trata esta de la
política económica encarada por el gobierno de Cambiemos que, sin ser demasiado explicito en cuanto a precisiones ideológicas,
se encamina en la dirección dada por la definición. Su distinción con el liberalismo –como ya lo indicáramos en
ocasiones anteriores- consiste en que ese "acelerado crecimiento económico" se
persigue a través de la acción estatal, en tanto que en el liberalismo el mismo objetivo se busca a través de la iniciativa y
empresa privada.
También en forma coincidente con la definición que adoptamos, Cambiemos esta "concentrando los
esfuerzos en la creación de una base industrial". En este sentido, destaca
la promoción de la industria de infraestructura
emprendida. Veamos seguidamente que se entiende por tal en economía:
"infraestructura. Término poco riguroso
teóricamente que engloba los servicios considerados como esenciales para el
desarrollo de una economía moderna: transportes, energía, comunicaciones, obras
públicas, etc. La infraestructura de un país está constituida por todo el
capital fijo, o capital público fijo, que permite el amplio intercambio de
bienes y servicios así como la movilidad de los factores de producción. Se
considera que la creación de infraestructura es básica en el proceso de
desarrollo económico, pues en ausencia de ésta se limitan seriamente los
incrementos en la productividad y no es posible, tampoco, atraer capitales.
Muchos bienes de capital que integran la infraestructura son bienes públicos
más o menos puros, como las carreteras, puentes y otras obras, en tanto que
muchos otros son claramente privados. Ello ha llevado a una discusión con
respecto al papel del Estado en la creación y desarrollo de una infraestructura
adecuada: se entiende que éste puede hacerse cargo de construirla cuando no hay
suficientes capitales privados para emprender determinados proyectos, y que
puede proveer aquellos servicios y bienes que son públicos. Pero, en general,
la experiencia histórica indica que, para el resto de los casos, resulta más eficiente
la presencia de empresas privadas que compitan entre sí cuando ello es posible."[2]
A nuestro juicio, no
cabe incertidumbre en cuanto a que este es el espíritu que anima al gobierno de
Cambiemos. Lo que resulta difícil
conciliar, es la expresión del presidente Macri, señalada al principio, con el financiamiento
de toda esa obra de infraestructura que se está realizando. Y ello, porque va
de suyo que el gobierno solamente podrá costear estos emprendimientos mediante impuestos, esos mismos impuestos que el
mismo gobierno estima elevados y asfixiantes. Si el Ejecutivo fuera sincero en
su deseo de bajar la carga fiscal ¿cómo se sufragarán todos los proyectos de
obra pública y habitacional que se están realizando más los que se han prometido
para el futuro inmediato? Esto no aparece claramente explicado.
Por la teoría económica básica sabemos que los gobiernos carecen
de recursos propios. Todos los fondos de los que disponen provienen indefectiblemente
del sector privado, y en última instancia del contribuyente. De allí, es lógico
derivar que, si los impuestos se reducen esto implicará infaliblemente menores
recursos para destinar a la obra pública ya iniciada y la venidera. Cabria
entonces pensar que el plan del gobierno podría consistir en una reducción de
impuestos acompañada por un incremento de la deuda púbica, que reemplazaría en
una proporción similar aquella reducción, y permitiría continuar con el plan de
obras de infraestructura.
Si este fuera el propósito,
surgirían a primera vista dos escollos inmediatos, uno de tipo político y otro
económico.
Desde el punto de
vista político, una reforma impositiva como la propuesta o sugerida por el
poder ejecutivo, sólo podría ser legalmente materializada por el Congreso. Esto,
porque así lo dispone la Constitución de la Nación Argentina (a tal respecto,
véanse los incisos 1º y 2º del art. 75 de la Carta Magna, Capítulo IV, titulado
"Atribuciones del Congreso"). En lo inmediato, parece bastante remota
esta posibilidad, al menos durante el curso del presente año, dado que el oficialismo
necesita de mayoría parlamentaria –que no tiene- como para aspirar a conseguir la
aprobación de una reforma impositiva, que el mismo gobierno admite como necesaria
y prioritaria. En el ínterin ¿qué podría hacer el Ejecutivo? Podría contraer
deuda, pero aquí brota la segunda dificultad:
Desde lo económico,
el obstáculo surge en cuanto se repara que todo incremento de deuda estatal
significará que se están trasladando hacia el futuro los efectos financieros de
la misma. Llegado el vencimiento del empréstito -o de los empréstitos que se
contraen- habrá que cancelar el principal con más sus intereses, y para ello no
habrá más remedio que subir impuestos, con lo cual cualquier rebaja que se haga
hoy será transitoria, e implicará una nueva escalada en lo futuro.
Finalmente, el
gobierno podría cubrir su proyecto desarrollista mediante inflación, mecanismo
que siempre termina tentando a todos los poderes constituidos. No obstante,
también figura entre las metas del oficialismo reducirla. En suma, es bastante
difícil de explicar –hoy por hoy- cómo piensa Cambiemos llevar adelante su proyecto desarrollista.
[1]
Carlos
SABINO; Diccionario de
Economía y Finanzas. Contiene
léxico inglés-español y traducción de los términos al inglés. Consultores:
Emeterio Gómez; Fernando Salas Falcón; Ramón V. Melinkoff. CEDICE. Editorial
Panapo. Caracas. Venezuela. Voz respectiva.
[2] Carlos Sabino, Diccionario de
Economía y Finanzas, Ed. Panapo, Caracas. Venezuela, 1991. Voz pertinente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario