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Revista Digital

¿Cuántos "capitalismos" hay?

 Por Gabriel Boragina ©

 

La base de todo capitalismo es la propiedad. El derecho de propiedad es un derecho individual no colectivo, pese a que se haya creado esta última ficción en el campo del derecho y sea, hoy por hoy, la más popular de todas. No hay ninguna necesidad de distinguir el mercantilismo de un "capitalismo liberal". Basta decir que el mercantilismo no es capitalismo, sin necesidad de adjetivar a este como liberal, ya que se trata de una redundancia, el capitalismo no puede ser socialista ni estatista ni colectivista con lo cual estaríamos confundiendo absolutamente todo y tendríamos que elaborar un trabajoso compendio de expresiones aclaratorias y clasificaciones discutibles además de interminables. Para hablar de un "capitalismo liberal" deberíamos explicar que sería, entonces, el capitalismo antiliberal.

"El capitalismo liberal se distingue tanto del socialismo o capitalismo de Estado de las izquierdas, como del mercantilismo o capitalismo monopolista de las derechas, en cualquiera de sus variantes."[1]

Bastará decir de nuestra parte -y en desacuerdo con el autor- que el capitalismo se distingue del socialismo y del mercantilismo, simplificando y clarificando los conceptos y precisándolos. Por otra parte, la terminología que se emplea en la cita es una suerte de claudicación frente a los enemigos del capitalismo y que implícitamente supone admitir que habría partes o tipos de capitalismo malsanas, o que este admite combinaciones con otros tipos de sistema, lo que, nuevamente, autores como L. v. Mises han demostrado que es imposible simbiosis alguna del capitalismo con cualquier otro. Podría parecer una cuestión menor y reducirse a una disputa sobre etiquetas. Pero entiendo que va más allá de eso, ya que se trata de no quedar incomunicados y darle a las palabras una significación concreta que le quite toda ambigüedad o la mayor posible.

Por otra parte, es fundamental recordar los tres componentes básicos para que haya capitalismo: propiedad privada, precios y mercados, a partir de los cuales se podrá calcular económicamente. La existencia de bienes de capital (y por ello de capitalismo) depende de la posibilidad de realizar dicho cálculo. Si aquellos tres elementos no existen o se los entorpece, tampoco podrá determinarse si hay o no bienes de capital. Y si no es posible esto último no hay capitalismo alguno. 

"En cuanto al socialismo o capitalismo de Estado, poco difiere del mercantilismo excepto en sus discursos e intenciones declaradas de servir específicamente a los pobres antes que a “la nación”; y en los sectores que realmente lo aprovechan, principalmente grupos políticos y burocráticos, en lugar de los tradicionales empresarios estatistas."[2]

El mercantilismo -que es casi el mismo que L. v. Mises denomina intervencionismo- no es una combinación de socialismo y capitalismo sino un tercer sistema que no es ni una cosa ni la otra, pero cuya propia dinámica lo lleva de camino al socialismo. El profesor austriaco, con mayor precisión, lo llamaba socialismo de patrón alemán para diferenciarlo del socialismo de patrón ruso aludiendo a las distintas maneras de aplicar un mismo sistema.

Las razones para censurar la fórmula "capitalismo de estado" empleadas por este autor (de la cita al pie) son las mismas a las que dimos anteriormente. Capitalismo y "estado" no son intercambiables, de la misma manera que tampoco los son capitalismo y socialismo. Más allá del discurso que menciona el párrafo, las diferencias son de organización económica.

"Toda economía es capitalista, en tanto emplea ahorros y medios de producción para multiplicar los bienes y servicios. Pero el liberalismo o capitalismo liberal se opone al mercantilismo y al socialismo: el mercantilismo es el estatismo o capitalismo de Estado en provecho exclusivo de los sectores económicos establecidos"[3]

Aquí el autor insiste en expresiones a las que ya ha aludido con anterioridad. Y si bien -como ya dijimos- le asiste razón cuando afirma que toda economía es capitalista ello es así cuando se sobreentiende que se habla de la economía privada en la que -por definición- el burócrata no interfiere. Sin embargo, esto se dio recién a partir de finales del siglo XVIII. La economía mundial antes de esa fecha no era capitalista, fue esclava en primer lugar, luego feudal, más tarde mercantilista, y recién a partir del siglo indicado comenzó tenuemente la etapa del capitalismo, de tal suerte que, la afirmación peca de inexactitud o parcialidad histórica. Más correcto hubiera sido haber aseverado que toda economía tiende a ser capitalista (si se le permite serlo).

El capitalismo (se le quiera llamar liberal o no, lo cual no es más que una redundancia) es un fenómeno relativamente nuevo en la historia económica mundial. En favor del autor podría argüirse que la palabra capitalismo ha sido tan manoseada, malinterpretada y tergiversada por sus enemigos (de buena y de mala fe) que en muchos aspectos se justifican sus esfuerzos por distinguir entre varios tipos de capitalismo, ya que la gente tiende a confundir todo y a apegarse a la versión marxista del vocablo, que es claramente peyorativa.

Pero lo anterior valdrá solamente con aquellos que poco o nada saben de economía, ni de historia económica. Quienes tienen algunas nociones de estas, pueden y deberían estar en un nivel de comprensión mucho más alto, que les permita entender que el capitalismo se define por sus condiciones propias, y que se distingue de los demás sistemas sin necesidad de rotulaciones específicas. Una vez que estudiamos el tema y lo entendemos nos damos cuenta que es ocioso etiquetar al capitalismo con epítetos tales como "de estado" "privado" "liberal" "de mercado" y por el estilo, que no son más que términos redundantes que ya están implícitos e integran de la misma manera el concepto que encierra la palabra capitalismo. O que son incompatibles como el "de estado".

Hay otra razón por la cual el capitalismo no puede ser estatal. Al no producir capital alguno el gobierno solo puede expropiárselo. No hay otra vía ni manera por la cual el gobierno puede manejar el capital. No obstante -y paradójicamente- apenas el gobierno consuma el acto de expropiación del capital este deja de ser tal, o sea, lo que hasta ese momento era "capital" deja a partir de su ingreso a la esfera estatal de serlo. Su condición de capital se evapora, desaparece. El capital sólo es tal mientras se halla bajo el control de su propietario. No es indiferente el origen del capital.


[1] Alberto Mansueti - José Luis Tapia Rocha. LA SALIDA. o la solución a los problemas económicos y políticos del Perú, Venezuela y América Latina- Edición ILE. Perú. pág. 91

[2] Mansueti - Tapia Rocha. Ibídem, Pág. 92

[3] Mansueti - Tapia Rocha. Ibídem. Pág. 246

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